Ir al contenido principal

Destacados

Hallan en Alcázar de San Juan una fosa islámica con una inscripción coránica del siglo IX

Una teja con inscripción coránica reutilizada como brazalete de arquero centra el hallazgo El subsuelo de una vivienda en la calle Jesús Romero, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real) , ha sacado a la luz importantes restos arqueológicos que abarcan desde la antigüedad tardía hasta la época contemporánea. El hallazgo se ha producido durante los trabajos preventivos realizados con motivo de la construcción de un nuevo sótano en el inmueble. Entre los vestigios encontrados destaca una fosa fechada entre los siglos IX y X , perteneciente al periodo islámico. Su relleno contenía materiales arqueológicos de gran valor , como restos óseos, cerámicas decoradas (ataifores, cántaros, piezas acanaladas, candiles), objetos de bronce, cáscaras de huevo y cenizas. Una de las piezas más singulares recuperadas es una teja reutilizada como brazalete de arquero , perforada con diez orificios y decorada con una inscripción árabe: la fórmula coránica Bismillah ("En el nombre de Al-lah, el Mise...

Rujamar resurge tras el incendio: reconstrucción, innovación y más bienestar animal en San Lorenzo de la Parrilla

Un año después del fuego que acabó con más de medio millón de gallinas, el grupo avícola conquense ha reconstruido dos de las tres naves calcinadas e incorpora tecnología puntera para mejorar la seguridad y el bienestar animal

Este 24 de abril se cumple un año del devastador incendio que arrasó tres naves del Grupo Avícola Rujamar en San Lorenzo de la Parrilla (Cuenca), causando la muerte de más de medio millón de gallinas y unas pérdidas estimadas de 17 millones de euros. Doce meses después, la empresa ha reconstruido dos de las instalaciones y prevé que la tercera esté operativa en agosto, según ha detallado Rubén Martínez, CEO y fundador del grupo.

“El mismo día del incendio propuse que había que coger el toro por los cuernos”, recuerda Martínez, quien califica el último año como “frenético”. No solo se trataba de reponer aves, sino de reconstruir estructuras, solicitar permisos, coordinar equipamiento y garantizar el suministro desde incubadoras. En todo ello, han llegado a trabajar más de 500 personas en distintos momentos del proceso.

Tecnología de vanguardia y menor densidad animal

Rujamar ha aprovechado esta reconstrucción para implantar sistemas tecnológicos de última generación, más abiertos y comprometidos aún con el bienestar animal. De hecho, la empresa ha reducido la capacidad de las nuevas naves, prescindiendo de 100.000 aves para ganar en espacio, ventilación y calidad de vida para los animales.

También se han extremado los sistemas de bioseguridad y prevención de incendios, aprendiendo de una experiencia inesperada y traumática para todo el equipo. “Jamás imaginamos que algo así nos pudiera pasar… y pasó”, explica el fundador.

La veterinaria Sonia Marín Facundo ha subrayado que el bienestar se traduce directamente en mejores datos productivos: “Sin estrés, el animal está bien, crece bien y produce bien”.

Crecimiento desde Cuenca con la vista en el mundo

Rujamar no solo ha sabido resistir el golpe, sino que continúa en fase de expansión. El núcleo de San Lorenzo se complementa con centros en Mondéjar, Saelices y Honrubia, y se están ultimando los trámites para una nueva planta en Gran Canaria. También se estudian nuevas ubicaciones como San Clemente y posibles compras de otras compañías para seguir creciendo de manera inorgánica.

De cara a 2028, la previsión es duplicar la facturación, alcanzando los 150 millones de euros y una plantilla de 350 a 400 trabajadores. Actualmente, la empresa cuenta con unos 200 empleados directos y entre 400 y 500 indirectos.

Producción diaria, sostenibilidad y trazabilidad

Las gallinas de Rujamar producen entre 1,5 y 1,6 millones de huevos diarios, cifra que se espera duplicar en los próximos años. La compañía apuesta de forma firme por modelos sin jaulas —eliminadas ya en 2018— y sostiene que es posible lograr resultados productivos comparables con técnicas respetuosas si hay profesionalización.

El grupo también presume de sostenibilidad energética, utilizando solo energías renovables y eliminando plásticos en los envases. La trazabilidad está garantizada mediante blockchain y tecnología Trace Food, lo que permite seguir cada huevo desde su origen hasta el consumidor.

Proyección internacional y arraigo local

Aunque el 95% de su producción se queda en España, Rujamar exporta huevos a países como Dubái, China, Inglaterra, Mauritania, Ghana o Nigeria. También han enviado cargamentos puntuales a Estados Unidos y están abiertos a reanudar operaciones internacionales si hay excedente.

“Yo estoy muy contento con mi Cuenca, y creo que Cuenca también puede estar un poco contenta con Rujamar”, concluye Rubén Martínez. La empresa trasladará próximamente su sede central a Cuenca capital, consolidando su papel como referente empresarial, innovador y generador de empleo en la provincia.

 

Comentarios